Mi primera vez fue tan mala como las suyas. En serio. En ese entonces no sabía que llegaría a ser bailarina exótica, que me pagarían por servir de acompañante, que conocería a "gente importante" y que mi belleza me daría de comer.
De hecho en ese entonces ni siquiera me consideraba bonita. Pero quién está segura de sí misma cuando se es adolescente? Cuando todo parece incierto pero a la vez tan fácil, tan sencillo, tan frívolo.
Fue en un hotel de paso, con el primero que me metío sendos fajes y me hacía temblar nomás con el roce de la punta de sus dedos. Era tan bueno en eso que supuse que hacer todo el acto sería como tocar el cielo. Error y de los grandes. El faje era lo único que él sabía hacer. Los nervios no me dejaron calentarme como en otras ocasiones. Estaba cero lubricada y cero ansiosa. Él por el contrario, mojaba calzón desde antes de pagar el cuarto en la recepción y para cuando se bajó los pantalones su erección estaba a todo lo que daba y el pene "le lagrimeaba".
Y yo seca como una servilleta de papel. Me tocaba y parecía que me lijaba. Se puso encima de mí y tras varios intentos donde yo me removía como lombriz en sal, por fin pudo penetrarme. Nunca me besó ni me murmuró la serie de frases calientes que a mí me encantaban. Tal vez eso hubiera ayudado. Y después de segundos (lo juro!) se vino dentro. Y yo ni siquiera empecé a sentir rico. Díganme si no esto habría sido motivo para irme directo al psicólogo. Qué trauma!!! Y él qué pendejo, la neta.
Obvio, no supe de eso hasta que pude comparar. Pero tuvieron que pasar varios (de hecho varias veces varios) para que yo supiera lo que era un orgasmo y el disfrute que una relación sexual debe significar. Ya sea sólo para descargar la líbido o para demostrar amor. El sexo se debe gozar por ambas partes, y no sólo una debe quedar con ojitos de huevo cocido mientras al otro "se lo coge un chino".
Nomás de acordarme me da pena ajena. Un día, muchos años después quise darle otra oportunidad y enterarme si es que había habido progreso alguno de su parte. Quedé tan insatisfecha (o aún más porque mis estándares ya habían subido) como aquélla primera vez. Será acaso que hay ciertos hombres que nunca aprenden? Argh! No quiero ni pensarlo.
De hecho en ese entonces ni siquiera me consideraba bonita. Pero quién está segura de sí misma cuando se es adolescente? Cuando todo parece incierto pero a la vez tan fácil, tan sencillo, tan frívolo.
Fue en un hotel de paso, con el primero que me metío sendos fajes y me hacía temblar nomás con el roce de la punta de sus dedos. Era tan bueno en eso que supuse que hacer todo el acto sería como tocar el cielo. Error y de los grandes. El faje era lo único que él sabía hacer. Los nervios no me dejaron calentarme como en otras ocasiones. Estaba cero lubricada y cero ansiosa. Él por el contrario, mojaba calzón desde antes de pagar el cuarto en la recepción y para cuando se bajó los pantalones su erección estaba a todo lo que daba y el pene "le lagrimeaba".
Y yo seca como una servilleta de papel. Me tocaba y parecía que me lijaba. Se puso encima de mí y tras varios intentos donde yo me removía como lombriz en sal, por fin pudo penetrarme. Nunca me besó ni me murmuró la serie de frases calientes que a mí me encantaban. Tal vez eso hubiera ayudado. Y después de segundos (lo juro!) se vino dentro. Y yo ni siquiera empecé a sentir rico. Díganme si no esto habría sido motivo para irme directo al psicólogo. Qué trauma!!! Y él qué pendejo, la neta.
Obvio, no supe de eso hasta que pude comparar. Pero tuvieron que pasar varios (de hecho varias veces varios) para que yo supiera lo que era un orgasmo y el disfrute que una relación sexual debe significar. Ya sea sólo para descargar la líbido o para demostrar amor. El sexo se debe gozar por ambas partes, y no sólo una debe quedar con ojitos de huevo cocido mientras al otro "se lo coge un chino".
Nomás de acordarme me da pena ajena. Un día, muchos años después quise darle otra oportunidad y enterarme si es que había habido progreso alguno de su parte. Quedé tan insatisfecha (o aún más porque mis estándares ya habían subido) como aquélla primera vez. Será acaso que hay ciertos hombres que nunca aprenden? Argh! No quiero ni pensarlo.
4 comentarios:
Aveces toparte con un buen amante es cuestión de suerte. Aunque algunos parecen buenos y a la hora de la hora...
Mi primera vez fue con un chico un poco mecánico, tipo robot jijij, pero si sentí muy padre, fue muy especial.
Jajaja la mia muy parecida; el tipo a lo que iba sin darme tiempo de nada... y todo de jalón; quería llorar pero ninguno hacia un ruido... no teníamos ni la televisión prendida y abajo estaba su hermano y sus padres... se dieron cuenta y me sentí putisima ademas nos quedamos a medias por que se zafo el condon... todavía me pregunto ingenuamente cuantos orgasmos tuviste??? Ja no sabía si reir o llorar...
dicen que el orgasmo es de quien lo trabaja y no se sientan chingoas tmbien las mujeres son torpes pal sexo no todo recae en los hombres es mitad y mitad
mi primera vez fue bue buena, en su casa y solos, no era mi novio, jaja pero apesar de ser mi primera vez me calento bastante bien, yo estaba completamnete mojada a la hora de penetrarme .....
Publicar un comentario